jueves, 24 de diciembre de 2015

Lo que continúa

Un año más llega el mes de la desdicha. Ese en el que desdecimos todo aquello en lo que creímos al comenzar el año, y todo por no haber cumplido con nuestra propia palabra. Pero nada importa, todos esos agujeros que creamos allá, unos 350 días atrás, quedan cubiertos por parches, aunque no sea la palabra adecuada, puesto que toda una vida está cubierta por ellos, los más importantes. ¿Qué haríamos sin esa familia que nos dio todo desde el primer llanto? O, ¿aquella que elegimos al aprender a hablar o a amar? 

Días en los que no importa nada más que brindis, y en los que queda claro que la felicidad se puede compartir en un trago al año. Brindis que se repiten con la fortuna, y aquellos que sentimos como propios, para mostrarnos que ésta sigue de nuestros lado, al darnos una vez más, a los nuestros. Días para saber mirar en el fondo de uno, y de aquellos que con una sonrisa, y con su tiempo, hacen del nuestro más virtuoso, si cabe. 

Comencemos una vez más con esos propósitos que nos darán un objetivo para comenzar una vez más, pues diciembre se acaba, y ese abrazo cálido que nos reparten se irá sino conseguimos retener su fuerza. Pero no importa hasta donde lleguemos una vez re-programemos todo con un seis, puesto que todo lo bueno continúa, para llegar en 365 días rodeados del verdadero propósito, que mi familia siga abrazando cada uno de mis diciembres.

martes, 15 de diciembre de 2015

Tienes algo

Hoy, sin ser más que ayer, o menos que mañana, lo eres. Eres esa pequeña montaña, que hay que superar para respirar ese aire fresco que tanto cuesta encontrar. Eres ese calor mañanero, que solo puedes acariciar sí despiertas en el lugar y la hora exacta. Eres esa clase de abrazos que solo el cariño puede dar. Eres esa cuenta que solo sale cuando estás entre amigos. Eres el beso que se despide sin perder amor. Eres el alma que lleva mucho más que al diablo. Eres la esperanza de aquel que vuela bajo. Eres el sueño del que te acaba de encontrar. Eres la necesidad de estar. Eres la ventaja por la que todos han luchado. Eres la almohada del que está cansado. Eres el precipicio de todo el que corre sin cabeza. Eres la fiesta sin alcohol. Eres el niño que agarra cualquier caramelo. Eres la sonrisa del mundo. Eres aquella maravilla que siempre está perdida…

Eres el momento. 

Y es que cuando eres, no solo estás siendo, estás teniendo ese algo que hace falta para llegar a ser. 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sin ideas en el corazón

La permanente lluvia caía sobre aquel individuo que tan solo empapado conseguía descubrir la mejor idea. Éstas, como si siempre fuese de noche, caían en forma de estrellas fugaces. Tan solo las podía descubrir en aquel momento en el que no estaba lúcido. Ese en el que la nota que escuchas silencia todo lo demás, para evadir el mundo en un segundo. En ocasiones no aparecían en años. En esos periodos de sequía cualquier iluminación podía parecer jugosa ante la sed del caminante. Pero lo cierto, es que en esos periodos solo se creaba un silbido en el que se alejaba la preocupación por el futuro. 

Quizás nadie sabía de aquella noche. Quizás nadie supo que había que mojarse para descubrir quién había detrás de aquella cortina de humo. Quizás y solo quizás se encontraron en la seducción del que lleva mucho sin ideas. 

Y cómo sí quisieran huir de aquella iluminación, desaparecieron. Dejo de importar la lluvia. Dejo de importar el silencio. Y dejo de importar su persona. Lo habían raptado. No había más estigmas que el que se imponía desde aquella brujería. No veía más allá de lo que aquella voz quería vivir. Se había perdonado dejar de ser el iluminador del cielo. Se había convertido en un arcoíris tras una sequía, algo inexplicable. Había perdido aquella lluvia que lo hacía vislumbrar esas estrellas fugaces, pero aquel corazón había decidido dejar de creer en ellas, y por sí solo bombeo sin pensar para no volver a caer en ideas que no la veían más allá de una sombra. 

Sin ideas, pero con el pecho lleno de momentos, creyó en el siguiente paso hacia delante. 

viernes, 13 de noviembre de 2015

En el revés del cuento

En el aire se escondía la belleza de aquella agraciada y desaparecida verdad. Se lo había gritado a los cuatro vientos, e incluso llegó a crear una tormenta perfecta para ver reflejada aquella idea huidiza destrozando cualquier atisbo de brote verde. No podía pasar. No podía esperar. No podía ser realidad. No podía y no lo sabía.

Directo. Victorioso, como suele ser el momento del comienzo, se disfrazó de verdad. Se hizo pasar por una realidad que iba a pasar. Sangraron heridas para cicatrizar en una estrecha llegada de placer. Lloraron huesos y sonrieron lágrimas. Segundo a segundo  se iban formando estrellas en un nuevo universo. Minuto a minuto comenzaban a brillar las estrellas. Hora a hora el mundo comenzaba a tener vida. Día a día comenzaba a tener sentido la creación del todopoderoso. Y semana a semana llegaban los sueños.

El capricho de la creación tiene esa curiosa predisposición a aparecer cuando se le antoja. En aquella colilla nocturna. En un café al atardecer, o codo con codo. Aquel capricho también tiene la curiosa espera del que desespera, esa en la que solo los sueños por ser más te llevan a la pesadilla de un mundo mejor. El mundo en el que choca la realidad con la verdad. Y al igual que en el cuento, el amor triunfó, pero lo hizo ayer, hoy solo chocas con el capricho del olvido.

jueves, 24 de septiembre de 2015

En la calle

En aquella discusión nadie podía salir vencedor. La izquierda y la derecha no podían significar lo mismo que hacia delante o hacia atrás. Se encontraba justo en medio de una encrucijada. En ella había impactos que acotar al volumen de capacidad que toda decisión puede asumir. 

En la izquierda se miraba el reflejo de lo que había vivido hasta el momento. Agua pasaba sin dejar rastro de lo sencillo que podía ser olvidar lo que habían dejado. 

En la derecha cada detalle se iluminaba para mostrar que siempre se queda en el lado correcto para que todo sea más bello, más espectacular de creer lo que algunos lazos pueden unir. 

Atrás se estrechaban sombras ante la idea de recuperar algunos momentos que quizás nunca deberían de haber acabado. Pero el fin es algo que no se decide, solo se escribe…

Adelante se escuchaba el ruido del viento abriendo una infinidad de puertas. Demasiados detalles se alejaban sin cesar por el incombustible zumbido que se había alojado en un horizonte plomizo. 

Y allí, en medio de todo un jaleo colosal se descubrió así mismo huyendo de todo con el poder de volar. Una ilusión había decidido acoger todas las opciones y meterlas en una sonrisa para que todo se alejara mientras que se transformaba en la siguiente opción. 

Te seguiré, tal y como te seguí hasta llegar aquí, y que una vez más, la ilusión nos ilumine… 

Que no se deje de comunicar el poder de volar, por Aitor Cabero

miércoles, 19 de agosto de 2015

El sueño despierto

Perdido intentaba caminar por una mirada infinita. En ella no se dibujaba más que la insensata oscuridad del que no quiere ver. Una línea marcaba el paso difuminado de los sueños. Y esa vieja clasificación en la que algunos adquieren realidad hasta cumplirse, mientras que otros, se quedan vagando por un subconsciente que los dejará en el lado oscuro de la luna. 

La enorme diferencia que los unía era la misma semejanza que los buscaba: el placer de volar. Un placer que se repartía entre las personas que tenían la capacidad de cerrar los ojos para ello, y las que preferían hacerlo despiertas. Esas personas que en lugar de olvidarlo, o preguntarse qué fue aquello que creyó vivir, decidía buscar una vez terminado el deseo. Personas que no perdían la capacidad de seguir con esa mirada perdida para poder alumbrar el escenario perfecto y así poder volver a vivir en forma de realidad, una antigua y lejana experiencia imaginaria. Personas creyentes. 

Pero te encontré entre las que cerraban los ojos por la noche para vivir algo ya olvidado. Te encontré en las rarezas de un sueño que suele repetirse entre las personas que no creen. Supe que habías olvidado lo que era despertar con la sensación de haber realizado algo, en lugar de haberlo perdido. Te vi entre las personas que sueñan con los ojos cerrados y por eso te desperté. Solo quise que caminaras conmigo alejada de las tinieblas, y pudieras disfrutar de la luz que desprende la mirada que vive un sueño. 


El fogonazo al despertar de cualquier sueño, por Aitor Cabero 

miércoles, 12 de agosto de 2015

En aquel silencio

Silencio quería formar parte de todo aquello. Aquel significado que distinguía entre estar y salir. Quería desarrollar la forma en la que todos brillan. Se quería olvidar de todos los que hablaban. Comenzaba a sentirse despejado en el camino recto. Y allí andaba aprendiendo de lenguas distintas lo que significa el silencio de un interior que siempre anda a gritos. Siendo él mismo. El cabrón que no se cansaba de bromear con todo a su alrededor. No necesitó atravesar el río nadando y atragantándose con ginebra. Sobre-volaba las piedras con una carcajada que elevaba el criterio del silencio. 

Lo había realizado. Lo había acallado. Lo había ganado en el hueco que habías dejado. Estaba llegando, entre momentos, aquel silencio que hablaba por él mismo. No hacía falta escucharlo hablar, con un segundo se podía beber esa energía. Allí, y solo allí, en el encuentro por lo nuevo, en el encuentro con el choque de culturas, descifró como esa fortaleza te hace crecer en un minuto millones de años. Esos años que creía estar perdiendo en tan solo unos meses. Y es que, esos pasos que daba no recorrían metros, estaba  pasando por kilómetros que hacían que todo fuera más grande: él, su vida, una experiencia sin igual y el poder hablar por un hombre futuro al que aún no conocía. 

En aquel silencio sacó la cabeza para coger aire y cubrir de oxígeno su mente. Una mente clara, que sabía que nunca abandonaría sin crecer en aquel acallar de sentimientos. 

Y siguió, y sigue… 

Definición gráfica una vez conoces Albert Dock (negro) y Liverpool (rojo), por Aitor Cabero





lunes, 13 de julio de 2015

La sombra en la oscuridad

Un pequeño instante. Un halo que se quedaba petrificado en el preciso momento en el que constataban que estaba presente. Sentado en la brillante idea de que todo aquello de lo que se ocultaba no era más que todo aquello que comenzaba a iluminar en otro punto remoto de la geografía perdida de una vida pasada. Como si solo hubiese sitio para escapar, se preocupaba por buscar una salida. Ocultándose de todo aquello de lo que estaba lejos de abandonar. 

Pero aquella silla en la que se presentaba decidía girar sin recaer en la de vueltas que uno suele dar. Presentando en círculos caminos y esperanzas en todas las escenas de la vida. Representando en una milésima de segundo aquellas contrapartidas por las que alguna vez huía como la salvación de lo que perdía. Encrucijando a todos y cada uno de los puntos por los que se veía sin verse. Luchando en ese instante en el que el ganar no tiene buenos o malos, solo tiene la existencia de seguir con los ojos abiertos. En forma de cascada caía sin que se hubiese dado cuenta antes, porque en el fondo todo es oscuro, pero mientras cae la luz. Esa que derrocha visiones de todo lo que tienes para luchar, por ello, brindemos por otra noche más de conquistas musicales. De visitas al más oscuro de los placeres. Por evocarte en cada instante. Por quererte.

Un lugar en el que la luz es filtrada por la sabia oscuridad, por Aitor Cabero

jueves, 2 de julio de 2015

Las puertas del vacío

El viejo caminante siempre buscaba un lugar en el que sentarse para poder admirar lo que representaban esas escenas por las que intentaba pasar sin dejar rastro. Escenas de las que tomaba todo su poder para crecer con un futuro y su esperanza. 

En esa trayectoria se detuvo, con el número dos marcando la pauta, y se encontró con dos bancos en una tierra prometida. Esta vez el amor reflejaba en rojo la esperanza futura. Vio que en cualquier lugar puede descansar agarrado de la mano. En un sentido estricto, ese que deja un cielo azul, nubes que dibujan todo lo que significas para alguien, ese todo uniforme que se deja ver sin ser descifrado, mas que por la mirada de quien ama. Con el paraíso acariciado por una suave brisa que nace en cada una de tus sonrisas. Esas sonrisas que el amor roba en cada momento y que lanza a los cuatro vientos para que la naturaleza crezca tan bella como el lazo entre vosotros dos.

Y todo se iluminó al saber que en el camino siempre puedes encontrar sentimientos más allá de aquellos de los que huyas. Porque el poder de lo que encuentras radica en el lugar en el que estés viviendo, ese interior que te permite volar más alto o más bajo. Que te hace vibrar, llorar o reír con la persona que está detrás tuya, en una sombra de lo inesperado, agarrando tu mano con la sonrisa que le diste.

El caminante se dejó llevar por esa sensación de paz, alegría y bendición para hacer que más lazos de la misma madre naturaleza crecieran a lo largo de su camino, y así dejó que las puertas del vacío se cerrasen tras de sí, dejando el hueco perfecto en el paraíso de los bancos con amor propio. 


Stanley Park, por Aitor Cabero

lunes, 29 de junio de 2015

La Pereza del pasado

Merece la pena pensar que tan solo necesitamos un hueco en una noche loca, o traviesa, o tan solo altiva a la hora de no dejarnos dormir, además, claro, de que salte en el reproductor una sola canción de tu grupo juvenil favorito, y no tan juvenil, porque lo sigue siendo, Pereza forever, para ver como funcionan los recuerdos. Un momento tonto, una canción favorita y la carrera por ver cual es el recuerdo que se queda más tiempo en tu cabeza ha comenzado. Quizás, esto se desate hasta hace más de 9 años, con Princesas, o quizás se queda en esa maldita dualidad que conformaron en mi vida Tristeza y Estrella Polar. Pasando por un discazo (Aviones) que había que dar a conocer a mucha gente. Pero aquello se rompió y lo dejaron. Pero volvemos a escuchar sus canciones, siguen ahí. Nadie murió. Su legado permanece para que podamos seguir disfrutándolos. Volvemos a escuchar cuando queremos, lo que queremos, y lo disfrutamos como el primer día. Quizás esté hablando de un grupo de música que me vuelve loco, o quizás lo esté haciendo de mi propio pasado. Una noche sin nada que hacer, un momento de luz pasado, y volvemos a escuchar aquellos consejos, aquellas aventuras…sentir aquellos besos, abrazos, miradas…primeras veces para todo, pero resulta, que todo aquello también se rompió. Y, al igual que puedo escuchar “En aquella tarde”, cada vez que quiero, en cada noche puedo volver a unos recuerdos que seguirán ahí, y que siguen aportando, y que sigo viviendo como el primer día. Y volviendo a Pereza, algo que ya no existe, nos encontramos con Rubén y Leiva, sí, aquel grupo que tantas alegrías nos dio, y nos da, tenían más de un nombre. Rompieron para ser dos, y para seguir con sus éxitos. Y con el pasado tenemos que hacer lo mismo, tras romper, tenemos que separarnos, para poder seguir con nuestros éxitos… 

…buenas noches. 

viernes, 26 de junio de 2015

El segundo que me dejó

En aquellos tiempos grises, en los que ni la lluvia era suficiente para poder abrirse paso entre tantos huecos ocultos a los que dar un respiro y limpiar impurezas, ni tú ni yo podíamos imaginar que todo se va a mejor vida. 

Sentimientos que mueren ante una agónica lucha por la hegemonía del mejor pasado vivido. Otros siguen vivos y enroscados en un tiempo que los dejó marchar sin ser invitados a salir en busca de su nueva esencia. 

Una paradoja incomprendida. 

Un icono que se marcha, deja paso al despilfarro en el que ríos de tinta nos dejan las puertas abiertas a vislumbrar todo lo que hemos perdido. Porque en ese segundo en el que te perdí, nunca me dio tiempo a ver todo lo que se avecinaba. Tiempos en los que las sonrisas eran desconocidas. Tiempos en los que los placeres no eran tan comprendidos, y ni mucho menos eran tan cómplices, como eran tu mirada y la mía. Tiempos en los que el amor se escapaba por la rendija que intenta ocultar las mentiras de un corazón roto. Tiempos en los que el que se oculta no es otro que el que se perdió, sin saber hacia que lado mirar y no encontrarte. Tiempos en los que el que ama, es aquel que no sabe lo que es el dolor. Tiempos en los que dos, no son más que una simple visión del oasis que fuiste en mi desierto eterno. 

Hace 518.400 segundos que perdí quince años y medio de mi vida. Se llevó consigo los mejores años de mi existencia, aquellos en los que conocí todo lo que puede dar una vida, esa, que él me regaló. Hasta nunca…

martes, 9 de junio de 2015

El espíritu

Viejas leyendas. Cuentos de abuelas. Mitos y dioses divinos. Historias que vuelan con total libertad y que nunca pierden su alma. Siempre presentes en los comienzos de todo. Es la magia de la creencia. La magia de ver las cosas de una forma tan volátil que nos hace ser pequeños. La magia de la fuerza de la naturaleza, la fuerza animal, como libertad absoluta para sentir la vida. Pero la realidad de cualquier mito se pierde en ella misma. La visión de lo que nos han dado sin conocer el futuro. Solo el mito del pasado y de todo lo que hemos sido es el engaño más vil y sin defensa que conozca. Esa especie de maldición que existe entre el que busca y se encuentra. Entre el que quiere y el que se deja. Una lucha por aprovechar sin ser visto. Una rápida jugada sin sentimientos encantados por la historia más bella del mundo. Un deseo tan oculto como palpable en la alegría del disfrute. Esa pequeña parte de la historia que no es más que eso, parte de algo que nunca existió. 

En la vida real aun está presente ese espíritu que guía en la noche la leyenda de que todo es amor, y que lo único que importa es creer en la palabra de un dios al que nunca le veremos su verdadera cara. Una creación actual más antigua que la persona que un día quiso volar sin veto alguno a lo más bonito del final de una historia. 

Amor, vuela en espíritu por cielos de leyenda. 

miércoles, 3 de junio de 2015

El siguiente también será nuestro

En la ventana no veía más que su reflejo, porque en esta ocasión, la mañana se había levantado sola tras dejar escapar a la luna. No había caído en que cuando estaba llena solo venía a disfrutar, porque al día siguiente saldría su sol abrazador ,y no quería que aquello se convirtiese en algo cotidiano, esperaba y confiaba en todas sus fases. 

Así es como aprendió a disfrutar de algo en lo que nunca había creído. Pero ahora había perdido desde lo que había ganado, hasta lo que estaba por venir. Ya tan solo tenía esa pequeña parte de oscuridad que la alentaba con disfrutar. Nada está mal si te da una sonrisa durante un segundo, por mucho que cuando caiga la noche no nos quede más que mirar al fondo de la copa para encontrar el resto de nuestro lado oscuro. Mañana será otro día y no sabes lo que espera, aprovecha el momento. Así vivía el día a día, pero no había pensado que en el momento se pierde la esencia de la eternidad, a la vez que se gana el momento de la soledad. Lo que permanece no suele estar en el momento, suele estar en el permanente instante en el que te veo. En el que te amo y te siento como nunca lo había hecho en el momento que acaba de pasar. Porque la nueva sonrisa que se disfraza de felicidad en tu cara no es fruto del momento pasado, es fruto de este momento, porque el siguiente también será nuestro. 

viernes, 29 de mayo de 2015

Volver


La diferencia entre el ahora y el ayer recala en ese segundo que tardas en preocuparte y regalas a lo ya vivido. Tan fácil como chascar los dedos. Tan fácil como perderte entre las nubes. Tan fácil como mojarte el único día que te olvidas el paraguas. Tan fácil como hacerte sonreír con solo mirarte. Tan fácil como olvidarte en el ayer. Así de sencillo resulta perder el tiempo en cada momento, porque volver, en ese pasado, no es más que rebuscar en el jardín trasero por el tesoro que enterramos de niños. Una caja de juguetes nos trae la más dulce de las sonrisas, esa que se mezcla con la dulzura nostalgia para maravillar a propios y extraños. Con esa cara de paraíso vivido, y perdido, nos entrevistamos a nosotros mismo por el momento en el que decidimos volver. Volver a nacer en un nuevo mundo. En un nuevo planeta en el que no valen tesoros enterrados. En un nuevo amanecer en el que los besos se desmarcan en volver a tornar mis ojos en relámpagos destellos de felicidad. En un nuevo camino que recorre los rincones más oscuros, aquellos en los que las sombras de la verdad marcan la diferencia entre la soledad y la perdición. En un nuevo signo de que volver, no es más que reiniciar y volver a vivir la magia de lo nuevo. Ese estilo que destaca hoy en día, en lo que nada vale, más allá del presente, en el que todo se pierde unos segundos después, porque una foto es tapada por mil más. En la que una cerveza es ahogada por otras mil. En el que un amigo se pierde en la distancia de una noche de amistad. En el que todos somos como una mezcla de olvido y seguir viviendo, ahí destaca el volver. El volver atrás o el volver a vivir. 

viernes, 8 de mayo de 2015

Un alma libre

Resulta que en la profundidad de un abismo como es la inconformidad y la decepción esperaba sentada una libertad que iba más allá de lo que uno mismo quiere. Se encontró con un lugar oculto que se dejó ver en todo lugar nuevo al que llegaba. Salía de casa siendo alguien distinto al que era al llegar a un nuevo destino. Decidió conocer el mundo y terminó por conocerse a si mismo.  Se despejó en cualquier duda que pudiese suponer salir sin destino común. Se aclaró en la simple mirada que desprende alguien a quien conoces para no volver a ver.  Se reflejó en el cristal de un avión, un coche, un tren, un autobús, y no se reconoció. Llegaba al desafío de no volver nunca a casa. Y es que el desafío ya no era volver, era saber. Había olvidado cual era su casa, porque no quería saber quien era, solo quería conocer y reconocer lugares con los que había soñado y lugares con los que había tenido pesadillas. Lugares, esa era su palabra favorita. Recogía de lugares experiencias y de experiencias recogía la sabiduría del viajero. 

Se encontraba, mientras escribía estas palabras, sentado, esperando, reflejado en un tren, viendo pasar algunos momentos pasados y algunos que nunca llegarían, pero sobre todo, se quedó mirando su alma, que a parte de tener un color, era libre. La dejó escapar en la siguiente parada y no volvió a saber de ella, hasta que encontró su nuevo destino a lugares desconocidos. Lugares sin nombre y con la experiencia que solo da el siguiente paso… 

miércoles, 22 de abril de 2015

Un tiempo mejor

Daba la casualidad de que siempre que cerraba los ojos se encontraba en un tiempo mejor. Siempre aparecía aquella sonrisa que le hizo disfrutar por unos segundos aquel día, y que hoy, le gana con otra en su propia cara, aunque ésta, no la podamos ver. Siempre aparecía aquella broma con la que todos reímos hasta caer al suelo exhaustos por unas lágrimas agradecidas, hoy, aunque no lo podáis oír, también lo habéis conseguido. Siempre escuchaba aquella canción en la que me apretabas la mano, o simplemente me mirabas y me sonreías, antes de lanzarnos a cantarla, hoy, siguen nuestras sonrisas y mi inepto tarareo. Siempre aparecía aquella sorpresa que dejaba perplejo a éste desagradecido sorpresivo, hoy, de nuevo queda esa sonrisa que nadie más verá. Siempre aparecía aquella copa que nunca se acababa, al no poder dejar de hablar, hoy, sí, una sonrisa más expresiva que cualquier copa de más. Siempre aparecía el momento en el que el que no reía no era parte de nosotros, hoy, una cara seria en estado de coma pasado. Siempre aparecían esos problemas, que hoy, lo son menos. Siempre aparecía una parte en el que están los que me susurran en mi corazón que un tiempo fue mejor, pero que para recordarlo siempre hay que quedarse a tu lado. Hoy, ni mejor ni peor, os lo agradezco a todos…

…por un tiempo mejor. 

lunes, 13 de abril de 2015

La ceguera, la oscuridad y la balanza equilibrada

¿Dónde queda lo que pierdes? Es una respuesta simple, y aquí te puedo hablar de una oscuridad que acabó con la claridad, o que incluso acabó con otra oscuridad pasada. Esas cosas que se fueron y que quedaron atrás. Olvidadas entre toneladas de vivencias que pasaron entre tus lágrimas y mis sonrisas o, ¿era al revés? Quizás ese lado en el que tienes que buscar lo que perdiste está cegado por lo que tienes en el presente, y ahí, es dónde entra: ¿dónde queda lo que tienes? Oscuridad. Siempre te encuentras con la misma respuesta, esa que puede llegar a ser el primer paso para todo, o para nada. 

Él, que no quería perder ni un gramo de toda su felicidad decidió que había algo más que la oscuridad. En esas luchó por una tormenta, porque quería que toda aquella oscuridad se marchase. Se enfrentó al pasado montado en un momento en el tiempo, y se disfrazó de mago para volver a un presente en el que tú ya no estabas. Y ahí vino la calma, disfrazada de arcoiris, con una maravillosa tonalidad que dejó ciego a todo el pasado, y se perdió. Olvidó todo el camino y todo lo que era. Entonces despertó…

… esa sonrisa que siempre le acompañaba dormía a su lado. No la había perdido. Él había conseguido volver de ese lado oscuro. También lo había conseguido de esas ganas de más. Se había quedado con ese momento en el que aprendes del pasado y disfrutas del presente, porque tú eres su balanza equilibrada. 

domingo, 5 de abril de 2015

El verdadero querer

Sentado frente al calor de unas llamas que tocaban en mi puerta cada noche, me dejé querer. Ese reflejo anaranjado me daban las formas de mil sombras que me reflejaban mil vidas, con sus mil historias y en ellas, siempre éramos felices. En ese momento en el que dejaba que el calor entrase por la puerta dejé que el hielo inundase mis antiguas historias. Pero aquí, no hay cabida más que para una puerta que parece de rodeo, con mil vueltas, tanto para entrar como para salir. Sigue meciéndose, ya sea por el viento que revela el aparecer más espectacular, o por la liguera brisa de lo que siempre estuvo ahí agarrándote la mano.

Y es que el verdadero querer, se enreda de mil formas. Se aprieta a ti, hasta calarte los huesos en ese abrazo que te abrasa por dentro, te ilumina por fuera, y te eleva hasta unas nubes tan esponjosas que serian perfectas para el secuestro en el que pienso cada noche. El retiro a unas vacaciones en las que seas para mí el ángel que me aguarda. 

Pero también está en ese respiro con el que te ahogo hasta dejarte sin aliento, porque ahí, somos dos personas que luchan por comerse al amor. Algo tan ridículo, pero que puede hacer que sientas de verdad como se transmite una caricia de una forma tan fantástica como puede ser en la que mi lengua acaricia la tuya. Algo tan inaudito como puede ser que entre tu respiración y la mía, no haya nada, porque ahí lo somos todo. Como puede ser acabar exhausto, en ese momento en el que luchas por coger el aire que has decido darle a otra persona, y en lugar de luchar por más aire, te derrote una sonrisa simple, a la vez que compleja, ahí, sabes lo que tienes delante. 

Aunque la forma más clara para confundir al verdadero querer sea de mil colores distintos. Los tenemos azules, verdes, marrones, negros, atigrados, y en ellos un blanco de fondo que no representa la claridad que una mirada te puede transmitir. Y es cuando sonrío al verte, o cuando lo hago sin mirarte, que sé que en el momento en el que mis labios se mueven, algo se estremece.

Pero tú, no eres nada de eso. Eres una explosión, que empieza disparando su mirada contra la mía, que acaba arrancándome los huesos de su sitio para hacerlos tuyos, que me da el aire que me falta en el momento en el que nuestras manos se unen y que explota en el instante en el que esa mirada me devuelve el aire en forma de una sonrisa maravillosa que me enseña lo que es el verdadero querer. 

viernes, 27 de marzo de 2015

Tenía que matarte

En una sombra encontraba mi parte más íntima, esa que refleja el escudo de lo que tienes, gracias a la claridad que aquella sonrisa regalaba a los mortales. 

Sentado en esa parte en la que tan solo tu cuerpo decide quedarse, me evaporé para volver a aquella playa en la que tu melena y las olas se mecían en la misma medida en la que yo no me dejaba atrapar. Allí es donde querías que todo se aclarase, pero en ese momento llegaste a la conclusión de que habías empezado con un rincón que ya estaba ocupado, y decidiste remaquillar una sombra que tan solo se había dejado ver en aquella maldición que te regala la bendición del bienestar. 

Enfrascada en la medida de lo corriente te habías montado en aquella subida de energía que tan solo te regala lo nuevo. Pero resultó que lo nuevo llevaba demasiado tiempo agarrado al paso del tiempo. Aunque seguía regalando una sabiduría que se quedaba pequeña al lado de una grandeza que surgía en el estrecho lado que hay entre lo que puede ser y no será. Ahí, entre un fuego enemigo, llegó el de la venganza. Y dejé que mi sombra se levantase para luchar contra lo que nunca había perdido, porque estaba decidido a quedarme con aquella parte que siempre está presente en el mareo fulgurante de empezar a cocinar. Y puse un poquito de cada cosa; derramé una lágrima por los dos, una media sonrisa, esa mirada esquiva, aquel abrazo que intentaba asegurar que todo estaba bien, pero no tenía ni el apellido de lo que ambos sabíamos hacer con ese momento de unión, y por supuesto, puse aquella parte tan íntima y algo chamuscada por intentar quemarla estando tan fría, y ahí, decidí que tenía que matarte antes de empezar. 

sábado, 21 de marzo de 2015

En la parada de en frente

Miraba como una hoja de papel sobrevolaba la calle. Pasaba hecha una bola sin detenerse, haciendo alusión a su vida. Y es que, últimamente las personas tan solo se deslizaban por sus sentimientos sin que éstas arraigasen o crecieran, como si un árbol de hojas perennes se destruyese. 

Conoció ramilletes enteros de historias que crecían desde las tinieblas, y que se desplomaban en marismas. Arrastraba por el barro todo tipo de melodías, que dejaban de sonar ahogas entre gritos de guerra por la independencia de un corazón indomable. Se alejaba de lo más íntimos destinos para quedarse en las más antiguas de las travesías, aquellas que te matan en la tristeza del pasado. Se miraba de arriba a abajo en el momento en el que necesitaba saber quién era. Necesitaba una imagen para poder identificar los sentimientos con la vida. Había perdido esa pequeña sonrisa interior que tan solo la ilusión de una gota de felicidad sabe regalarle a uno mismo. Había crecido esa cuantiosa agonía por la libertad de una vida perdida. Y había comenzado una agónica carrera por tener, en lugar de ganar. 

Pero en un chasquido saltaron por los aires todo los desperdicios de unos meses. Se iniciaron hogueras por todo el cuerpo que eliminaron los restos de una oscuridad, ahora iluminada de nuevo por el fuego del placer. Por el fuego del poder y del deseo. Por un fuego que se encontraba en la parte más endiablada de la vida. La que no da tregua. Esa que sin querer empieza para destruir más que nunca, y enredar todo los principios en una historia que se encuentra en el momento de parar, mirar y para nada asimilar. Así, solo se dejo llevar al frente. 

lunes, 16 de marzo de 2015

Lo inesperado

Quizás estaba demasiado ocupada para disfrutar todo aquello que la rodeaba. Quizás tan solo se veía reflejada en unos sueños, que la dejaban exhausta en relación a todo lo que echaba en falta. Quizás, y tan solo quizás ella se había quedado con las ganas de un pasado que ya nunca podría repetirse, porque en el momento en el que dices no, acaba toda la llama. 

Pero en el momento en el que la primavera llama a la puerta, se cierran los quizás y comienzan a crecer todo tipo de ilusiones. Así es como comienzan las lluvias, sembrando todo tipo de semillas que hunden con fuerza todas esa corrientes que arrastran las montañas desde el nacimiento en todo lo alto de unos finos dedos que desembocan en la mar. Y es que, en la contingencia de una necesidad aparecen demasiados destinos en los que poder refugiarte, pero tan solo se quedará el tuyo, el que siempre fuiste, el que siempre encontraste a la hora de escapar. Hay un momento en el que siempre sabrás que es lo que tienes, aunque sea malo, nunca dejará de aparecer tu verdadero sentido de lo bueno. Tú.

Y en esas aparece el verdadero punto del día, ese en el que nunca, y siempre podrás tener en una vida que no deja tiempo a que la organices, por mucho que te guste, por poco que quieras tener a tu lado unas sábanas limpias, esa partida que empieza por el descanso y las ganas inesperadas de comenzar, aunque tan solo sea teniendo el sueño de encontrarte. 

viernes, 6 de marzo de 2015

Queriendo sin querer

En la vida podríamos quedarnos con cosas sin querer. Al igual que podemos desaparecer en el atardecer, o recuperarnos en el más corto de los amaneceres.

Pero en el quedarnos, no nos encontramos con los que pueden entrar o salir, nos encontramos con aquellos que no se pueden mover. Aquellos que tomaron mil y una decisiones para finalmente quedarse con su propia mentira. Esa en la que creen por encima de cualquier verdad. Y es que, cuando queremos sin querer nos encontramos ante esa encrucijada en la que muchos nos podemos encontrar cuando superan nuestra barrera la desesperación y la necesidad por algo que no sabemos deshacer. Es un algo que nos encontramos en el camino de la perdición. Es un algo que podemos observar en los huecos que quedan vacíos en el momento en el que no sabemos que en primavera pueden aparecer nuevas florecillas con esas ganas con las que crecen al caer el agua de mayo. 

Y es que en la oportunidad del sinquerer podemos encontrar las puertas abiertas al camino de la bendición. Un camino que nos aclara desde nuestras ideas hasta nuestra alma. Ese que consigue que una sonrisa no sea solo consecuencia de algo que hemos tenido, o tendremos, sino de lo que hacemos y regalamos. De aquello que nos hace grande, que no es más que dejarnos ver en las pequeñas cosas que nos regala la vida en el momento en el que decido verte, como lo único que tengo ante mí…

…esas ganas de querer comerme el mundo. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Recreando

Empezó escribiendo el final. Quería vivir una nueva historia sin saber cuándo empezaría. No sabría cuando iba a estar viviendo el momento más feliz, ni el momento más triste. No quería entender porque daría el primer beso en aquella subida o en esa otra bajada. No quería tener que esperar nada de lo que iba a suceder, mientras lo pudiese vivir.

Así lo comenzó a crear, desde el barro. Con la cabeza puesta en como quería que fuese ese punto al que nunca queremos llegar, pero que al final se descubre en el peor momento, o en el mejor, pero el inesperado cuando comienza algo. Y por ello, comenzó por la parte de atrás, la que menos gusta, a la que le falta luz para iluminarnos con la mejor decisión, por eso, ya la tendría escrita.

Pero necesitaba algo más. El escenario sería innecesario. La persona también. Solo necesitaba la idea. Esa idea tendría que estar encantada para que lo fuese todo y a la vez nada. Para que cerrase todo con una simple palabra, pero a la vez no dijese nada de todas las anteriores. Tendría que ser como el cristal impoluto que te refleja todo, pero no te dice nada que no quieras ver. Y entonces lo vio, sabía que es lo que necesitaba.

Y así comenzó a construir a alguien nuevo. No mejor, quizás peor, pero alguien que no había existido antes. Alguien para vivir lo que no había pasado por aquella descontrolada carrera. Una construcción con pies de plomo, y cabeza de pájaro, con alma de voluntario y corazón de hielo. Alguien al que ya no se le llamaba por su nombre. Alguien que ya no era nadie.

En la ida se le vio desaparecer, a sus espaldas no quedaba vuelta alguna…

domingo, 8 de febrero de 2015

En aquella salida

Hacía mucho tiempo que no miraba así. Había perdido tal sensibilidad por las cosas positivas que todo se había convertido en algo tan simple como la oscuridad. Ésta, al contrario que la claridad, no tiene nada que esconder, se estila en el lado más sensible de ti mismo. El más fácil de encontrar, por el que no tienes que luchar y ni mucho menos, por el que no tienes que mentir.

Y es que aunque pensemos en darle prioridad a una de las partes, la verdadera, la que nos identifique saldrá. Porque es lo que somos. Por mucho que nos intenten cambiar. Por mucho que nos quieran enseñar que lo más fácil de descubrir se encuentra encerrado bajo llave, porque siempre es malo. Qué si quiero luchar por ser el caballero blanco, acabaré siendo el caballero negro. Que no se puede forzar, porque al final te rompes.

Alguna vez me dijeron que serían mi “pétalo de luz”, pero se marchitó. Como todo. La oscuridad es clara y no quiere nada que no esté de su lado. Nada que no quiera lo que ella quiere. Así es como llegamos a la soledad, oscura o clara, nos la encontramos para apreciarla, porque no es mala, no es buena, es. Eres.

Y en aquella encuentras algo que nunca tuviste; amigos de una noche. Y en aquella coges lo que nunca habías cogido; una oportunidad. Y en aquella; te marchas. Y allí estaba algo que no buscaste, que no esperabas, y que sin embargo te cambió. Era aquella salida hacía el lado claroscuro. 

jueves, 29 de enero de 2015

Entre la distancia y vosotras, nada

Quizás la distancia sea una de las cosas más perjudiciales que puedan existir, pero también creo que es la más necesaria para todo. Existen los momentos, tanto para bien como para mal, y cuando el momento es el que no toca en el lugar que no corresponde, esa necesaria distancia hace escena, a veces puede lograrse con unos metros, otras necesitas toda una vida para entenderla.

Pero da igual lo que necesites y dónde estés, porque lo que nunca cambiará y siempre tendré me sigue a donde vaya, con la fuerza de dos corazones indomables. Llenos de vida y con mi propia sangre. No hay nada más grande, ni que se pueda comparar a lo que sientes por algo así. Es un sentimiento inagotable, aunque a veces sea inaguantable. Es mi propia fuente de la eternidad, a la vez que de sabiduría. Y aunque escriba en singular, creo que son el mayor plural de mi vida. El que no me deja solo ni un instante, y abraza por dos, besa por dos y quiere por todo lo que te hace falta.

Y que no cambie nada, para que volvamos a regenerarnos, y que los anhelos se queden en suspiros eternos que llenan todo lo que ya hemos vivido, y viviremos. Y que sin duda, esto no es más que una oportunidad para dar un aire nuevo a lo que somos, porque lo que yo sea, o pueda llegar a ser, o que incluso haya sido no es más que una pequeña muestra de lo que vosotras me dais. Cariño, cariño y más cariño que os devuelvo con algo que no vale más que todas esas interminables desventuras que nos han traído hasta aquí. Os quiero.

PD: no os encariñéis mucho de mi cuarto que algún día volveré… 

lunes, 26 de enero de 2015

De la nada

Se encontraba en medio de la nada. Y que no os engañen, que ésta no es ni blanca, ni negra; es gris. No le dejaba ver a su alrededor. Era como la niebla que te impide ver más allá de tus dos siguientes pasos.  Y es que así es como se sentía. Como si tan solo pudiese planear sus dos siguientes movimientos, como si el tablero estuviese por descubrir y acabase de empezar a jugar una nueva partida. Pero así es como se encontraba con su nueva experiencia, obviamente cuando la empezaba. Tan solo se trataba de ir caminando y abriéndose paso, no solo a través de la espesa niebla, también a través de sus boscosos pensamientos. Y en lugar de un tren cogió una nave espacial y se disfrazó de marciano para poder atravesar la barrera del sonido. Para poder inventar un nuevo mundo, y para poder entrar en una nueva dimensión.

Rescató flores, hermosas ardillitas y arboles de hoja perenne, no quería más otoños, ni inviernos duros. Quería primaveras lluviosas, con sus días calurosos. Quería pasar de cero a cien en diez segundos.  Quería que si aparecía una mariposa, ésta se quedase en la luz de su vida, y no en las entrañas de su cuerpo. Porque de la nada surge un mundo.

Y ahí se sentó, en vuestro mundo, en vuestra nada para que lo fuese todo. 

martes, 20 de enero de 2015

El tono de la llamada

  • -          ¿Qué quieres decir?
  • +  Nada, solo digo que no puede ser.
  • -          Pero yo te quiero.
  • +  ¿Qué raro verdad? Siempre sale la palabra mágica en los momentos que no son mágicos, precisamente. Si sonríes, o si te digo adiós. Pero no me dices nada cuando estoy en el momento único, el que es irrepetible por su incongruencia e igualdad al resto de los momentos aburridos, en los que simplemente te miraba por estar ahí conmigo, junto a los “te quieros” olvidados en esos momentos que dejamos de apreciar.
  • -          Eso no es verdad siempre te he querido…
  • + ¿Ves? Así funcionamos siempre. Entre el pasado y el futuro, y el presente se queda en momentos buenos o malos. Pero hemos dejado de valorar esos momentos tranquilos. ¿Sabes cuándo vi que estaba enamorada de ti? Paraste la película que estábamos viendo, y me dijiste:” ¿qué pasa? Estoy cansado de ver esas caras del montón, ahora quiero ver la que ilumina esta habitación”. Nunca más obtuve un gesto así.
  • -          Pero y ¿por qué hablar esto por aquí?
  • + Porque así es como funciona el amor, cuando se pierde hay que echarlo, y si te veo, me enamoraré de otra persona, porque no somos los mismos. Tú te perdiste entre las promesas de los problemas, y yo, yo simplemente no sé hasta qué punto me dejé perder por algo que nunca tendría el fin que le estoy dando.
  • -          Por favor, recapacita. Esto puede cambiar, no hay porque ser extremista. Para todo hay arreglo, el amor lo puede todo, ¿recuerdas?
  • + Lo único que puedo recordar son los días pasados, esos en los que me sentaba a mirarte y veía a la persona con la que quería estar, ¿eso es el amor? No lo sé, pero eso es lo que quería, y ahora sé que lo que quiero es ser feliz, y no sentarme a ver cómo pasan los días por mi ventana, sin ver que en ti suena  un “¿cómo estás?”. En serio, ¿hasta ahí llegar el amor que se nos olvida preguntar algo tan básico como eso? Ya no creo en nada que no sea el presente…
  • -          Pero esto no es el presente, el presente es que te quiero.
  • + ¿Sabes? Desde que hemos comenzado a hablar solo he escuchado a una persona hacerlo, y a otra excusarse y prometer. Es una historia que ya he vivido muchas veces y que no quiero volver a ver, lo siento, pero aquí es cuando me hago escritora, y te digo que también dejo de serlo, se acabó el escribir nuestra historia…

domingo, 4 de enero de 2015

Abrir

Echó el pestillo, y apostilló las ventanas. Quería aprender  a solucionar su vida de forma que nadie entrase sin permiso. La única condición que podías ver en mayúsculas con la peor letra del mundo era: “Llama”. Esa era la única forma que podías tener de que cada palabra que se escuchase fuese encaminada a abrir aquellas cadenas que cerraban la puerta de la conciencia. Ella que se esperaba en la fuerza de mil vendavales para combatir con todo lo que estaba por llegar, se dio de bruces con la realidad de la magia.

Así fue como sin ningún permiso consiguió entrar. Porque la magia no habla. Te lleva consigo con la fuerza de una sonrisa. Con la fuerza de una sorpresa. Con la boca abierta ante lo inaudito e inesperado de la fuerza con la que sacó aquel conejo, sin suerte, con la nota: “si me haces desaparecer me pierdo entre tus maravillas, Alicia”. Con la capacidad de curar y volver a recuperar una parte de tu cuerpo. Con la carta mágica que te dice el día exacto en el que te voy a comer.

Así te derribó, abriendo ventanas, puertas y dejando que el frío invierno de un comienzo entrase por todas las grietas posibles. Ya no había ningún problema en que entrase todo quien quisiese. El calor de mi abrazo no dejaría pasar nada más que no fuese la luz de nuestras miradas, en el silencio que hay a la hora de abrir.

PD: Por un año mágico. ¡FELIZ 2015!