En la ventana no veía más que su reflejo, porque en esta ocasión, la mañana se había levantado sola tras dejar escapar a la luna. No había caído en que cuando estaba llena solo venía a disfrutar, porque al día siguiente saldría su sol abrazador ,y no quería que aquello se convirtiese en algo cotidiano, esperaba y confiaba en todas sus fases.
Así es como aprendió a disfrutar de algo en lo que nunca había creído. Pero ahora había perdido desde lo que había ganado, hasta lo que estaba por venir. Ya tan solo tenía esa pequeña parte de oscuridad que la alentaba con disfrutar. Nada está mal si te da una sonrisa durante un segundo, por mucho que cuando caiga la noche no nos quede más que mirar al fondo de la copa para encontrar el resto de nuestro lado oscuro. Mañana será otro día y no sabes lo que espera, aprovecha el momento. Así vivía el día a día, pero no había pensado que en el momento se pierde la esencia de la eternidad, a la vez que se gana el momento de la soledad. Lo que permanece no suele estar en el momento, suele estar en el permanente instante en el que te veo. En el que te amo y te siento como nunca lo había hecho en el momento que acaba de pasar. Porque la nueva sonrisa que se disfraza de felicidad en tu cara no es fruto del momento pasado, es fruto de este momento, porque el siguiente también será nuestro.
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