jueves, 29 de enero de 2015

Entre la distancia y vosotras, nada

Quizás la distancia sea una de las cosas más perjudiciales que puedan existir, pero también creo que es la más necesaria para todo. Existen los momentos, tanto para bien como para mal, y cuando el momento es el que no toca en el lugar que no corresponde, esa necesaria distancia hace escena, a veces puede lograrse con unos metros, otras necesitas toda una vida para entenderla.

Pero da igual lo que necesites y dónde estés, porque lo que nunca cambiará y siempre tendré me sigue a donde vaya, con la fuerza de dos corazones indomables. Llenos de vida y con mi propia sangre. No hay nada más grande, ni que se pueda comparar a lo que sientes por algo así. Es un sentimiento inagotable, aunque a veces sea inaguantable. Es mi propia fuente de la eternidad, a la vez que de sabiduría. Y aunque escriba en singular, creo que son el mayor plural de mi vida. El que no me deja solo ni un instante, y abraza por dos, besa por dos y quiere por todo lo que te hace falta.

Y que no cambie nada, para que volvamos a regenerarnos, y que los anhelos se queden en suspiros eternos que llenan todo lo que ya hemos vivido, y viviremos. Y que sin duda, esto no es más que una oportunidad para dar un aire nuevo a lo que somos, porque lo que yo sea, o pueda llegar a ser, o que incluso haya sido no es más que una pequeña muestra de lo que vosotras me dais. Cariño, cariño y más cariño que os devuelvo con algo que no vale más que todas esas interminables desventuras que nos han traído hasta aquí. Os quiero.

PD: no os encariñéis mucho de mi cuarto que algún día volveré… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario