…un
derramador profesional. No le importa nada, siempre está tirando,
desperdiciando. La vida no va con él, sino que se va con él. Poco a poco,
despilfarrar con medida, ese el verdadero profesional, sabe jugar con los
tiempos, poder derramar el mayor tiempo posible, algo así como “sin prisa, pero
sin pausa”. Sólo hay un objetivo, derramar la vida sin coartarse de nada, que
duré lo que tenga que durar, pero que sea a su manera, perdiéndose a su paso. Él marca la forma de caer.
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