martes, 29 de julio de 2014

La cabeza rapada

Se acaba de rajar. Cual ilusión. Cual corcho que se desprende del árbol madre. Cual manera de vivir de espaldas a tus ideales. Era ella, era la esperanza de seguir.

No vio el stop de la vida y chocó de bruces contra una amargada desesperanza. Ésta, enfadada y dolida por el duro golpe consiguió hacer desaparecer toda gana de seguir con la idea del día anterior. Acababa de perder. Como el que se escuda en la noche.

Mientras, las idas y venidas de un corazón palpitante se debatían entre el desenfreno y la cuerda que ata dos puntas para quedarse sin camino, y comenzar una ruta alternativa. Se preguntaba por su visión. Por su audición. Por su tacto. Por su gusto. Y por su olfato, y no había tenido nada tan claro nunca. Ni si quiera cuando le raparon la cabeza se le veían las ideas tan transparentes…

lunes, 21 de julio de 2014

A los niños malos: carbón

Estaba caliente. Acababa de tomarse un chupito que le daba el calor suficiente. Ese calor que te deja celebrar la mejor de las noticias.

Y allí seguía todo igual. Era: el mundo de las buenas noticias. En el que nadie, ni nada, dejaba de sonreír. Todo era tan bello que hasta las flores se negaban a marchitarse. Pero, no todo es siempre perfecto. Las tormentas suelen arrasar con sus distintas armas. Tormentas naturales. Porque la naturaleza no es regular. No quiere siempre las mismas cosas. Cambia de parecer y decide derrotar o dar oportunidades a diferentes opciones de vida.

Así es como acabaron las buenas noticias y llegaron las noticias que comenzaban lanzando de sus ojos los mayores torrentes que nadie había visto en décadas por su cabeza. Estaba mal. Todo se estaba transformando. La gente corría aterrada entre los rayos que fulminaban a los que no querían huir de sus lugares seguros. Estaban en medio, no podían desaparecer, pero lo hicieron.

Y la calma llegó. Y acabó por dejar, una vez más, que todo se regenerase. Como en todos los milenios. Las formas se moldean con el paso del tiempo. Era lo único necesario para comenzar una nueva vista, en un mundo, en el que las noticias, entraban y salían. Ya no había preocupación por las noticias buenas, y las malas, no provocaban más lágrimas que gotas de sudor.

Se había trabajado duro en esa mina de carbón: oscura, fría y solitaria. Y los frutos no daban ni calor, ni compañía. Pero estaba caliente, acababa de tomarse un chupito que le daba el calor suficiente.

miércoles, 16 de julio de 2014

Maldito final

No estaba en su sitio. Nada lo estaba. Miraba a su alrededor y todo había quedado alterado. Y es que todo había comenzado. No quería darse cuenta, porque lo que tenía era tan distinto, como el comienzo pasado.

No estaba seguro. Estaba perdido en un mundo al que tanto se había acostumbrado, no ahora, no nunca, sí siempre.

Y estaba ahí. Como siempre. Era un final. Una decisión. Una promesa. Dejarse caer…

La fuerza de lo alterado siempre se mostraba en cada mirada en rededor. En cada segundo que no quería pensar. En cada momento en el que los ojos se cerraban y veía lo que guarda bajo llave. Miedo. El miedo se había apoderado. Las ganas de no sentir más se habían adueñado de algo que siempre vuelve. Y sí, había vuelto.

Ya lo tenía dominado, y se acercaba el final. Justo entonces se dio cuenta de que nunca se está maldito ante lo escrito. Pero era demasiado tarde, y esperó. Esperó tanto, que todo se desmoronó. Pero la caída no era suya, era interior. Y sí, una sonrisa y una pequeña congoja, habían acabado con los siglos de construcción. Había comenzado el principio de algo que nunca había acabado, porque ese día aprendió lo que más importa: las ganas de que nunca acabe. 

domingo, 13 de julio de 2014

Un mundo sin historias

 Esta historia está fundamentada en el principio. Está basada en ese final que nunca acaba. Se crea una relación con esos segundos finales, y su buscador. 

El aire arrasaba con todo momento inoportuno y ella se encargaba de llevarse el resto de momentos. Ya no quedaba nada que ver, puesto que la oscuridad acechaba en cada esquina, en cada mota de polvo que ocultaba la verdadera belleza de las cosas. Pero es algo que suele pasar, las cosas se ensucian, se echan a perder. La calidad baja. Nada vuelve a ser lo mismo. El pasado mejor vivido. El escondite mejor buscado. La putada mejor hecha. El secuestro mejor pensado. El asesinato nunca creído. La copa que más disfrutaste. El recuerdo mejor olvidado. 

martes, 8 de julio de 2014

Ridículo

No sabía ni escribirlo. Así es como comenzó esta historia.

Hacía mucho calor cuando todo comenzó. Ella estaba sentada delante de él. El silencio, a brazo y medio entre ellos, era el tercero en discordia. Ni siquiera el chasquido de la lengua de uno de ellos era capaz de escaparse a los labios del otro. La tensión aumentaba por momentos y lo único que surgía eran minúsculas gotitas de sudor. De nervios. De más nervios e inquietud.

Y sonó. La canción más tonta del mundo comenzó a sonar y los unió. Ambos, como si se salieran de ellos mismos, comenzaron a cantar la canción más horrenda del mundo. Pero tejieron las sonrisas más maravillosas que podían existir en ese momento exacto. Unas sonrisas que pasaron a mirarse en el interior, cuando ambos se unieron. La música era ya la banda sonora que te introducía a una nueva historia. Al inicio de algo. Al final de otro algo.

Se trataba de sugerir. De surgir. De buscar. De escuchar. O de amar. No lo sabían, pero lo que la música consiguió estaba escrito.  Te acerca a la realidad que quieres vivir. A todo lo que pensaste y nunca pudiste escribir. A todo los recuerdos que ya habías olvidado. A las personas que más quieres, y a las que menos. A los que no están. A los que llegarán. Pero sobre todo te hace volar. Y es que, desde que nos acostumbramos a acallar el silencio con nuestras canciones favoritas, suena ridículo eso de hablar con silencios.