jueves, 12 de abril de 2012

Ya lo vi


Cuento historias como vidas, no cuento verdades como vidas. Y es porque yo siempre he sido muy de contar historias, eso de inventar sobre una verdad, de hablar de todo lo que se te ocurría, eso de dejar volar a tu imaginación, por no dejarte ir en la vida. Eso es, dejarse ir. Cerrar los ojos para no saber donde aparecer, hasta abrirlos y ver la creación, los sueños convertidos en tinta sobre papel arrugado. Papel que representa todo lo que hemos vivido en algún momento de nuestra carrera, ese folio que fuimos arrugando con cada paso que íbamos escribiendo, con cada huella que íbamos dejando. Y es que una historia no es más que un recuerdo. Todo aquello que deberías recordar. Y es que uno no tiene porque solo recordar historias de una vida, puede recordar el mundo en el que no le toco vivir, el barco en el que se quiso embarcar para no volver jamás de donde nunca tuvo que salir. Recordar el avión que no despegó, recordar la persona que aún seguimos esperando. Ya lo vi. Ahora echa la vista atrás, todo esto no es más que otra de mis historias, sino la ves, es porque no ha existido. 

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