Llegó la
hora, la hora que siempre llega, esa de comenzar. Comienzas a tomarte el
brebaje, a levantar el codo para después soltar el puño. Como si de un conjuro
se tratase, la rabia comienza a elevarse por tu cuerpo, la sueltas o mejor la
estampas contra ella, no es nada, o al menos eso significa para ti ¿verdad?
Todo empieza con una mirada, un grito al viento, comienzan a escucharse las
palabras mágicas Wingardium Rabiosa y sus efectos caen sobre ella, comienza la tormenta de golpes, ya has
pasado por la última fase, enhorabuena, se acabo el conjuro, la magia
desapareció, como su vida. Pero tú no has sido, algo te poseyó. Tú dormías, por
eso ahora eres inocente, perfecto.
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