sábado, 21 de abril de 2012

Después de la tempestad viene la calma


Hubo un tiempo en el que se repartían vales (vale por un “bocaito”) era la excusa perfecta para poder jugar, para volver unos años atrás y recordar las peleíllas de hermanos, esas que se tienen día sí y día también. Ahora no me hacen falta, a penas la veo y no tengo tiempo para hacer vales, me dedico a pellizcar el momento a buscar lo que quiero sin vales que valgan. Sin más encuentro   el momento que quiero, sin decirlo, hay cosas que no me gusta decir, prefiero mostrarlas, y es que siempre busco la peleílla con ella. Que se enfade, y  es que después de cada enfado está mucho más guapa, más desahogada es el momento que esperaba, es el momento de charlar con ella, de poder abrirnos. Tras la tormenta llegó la calma, llegó mi hermana. Y esta no es más que Martuchita, que significa ser la peque, ser la “bocaitos”, caerse al menos una vez al mes por las escaleras, es a la que echo de menos. 

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