Hubo un tiempo
en el que se repartían vales (vale por un “bocaito”) era la excusa perfecta
para poder jugar, para volver unos años atrás y recordar las peleíllas de
hermanos, esas que se tienen día sí y día también. Ahora no me hacen falta, a
penas la veo y no tengo tiempo para hacer vales, me dedico a pellizcar el momento
a buscar lo que quiero sin vales que valgan. Sin más encuentro el momento que quiero, sin decirlo, hay
cosas que no me gusta decir, prefiero mostrarlas, y es que siempre busco la
peleílla con ella. Que se enfade, y es
que después de cada enfado está mucho más guapa, más desahogada es el momento
que esperaba, es el momento de charlar con ella, de poder abrirnos. Tras la
tormenta llegó la calma, llegó mi hermana. Y esta no es más que Martuchita, que
significa ser la peque, ser la “bocaitos”, caerse al menos una vez al mes por
las escaleras, es a la que echo de menos.
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