lunes, 6 de febrero de 2012

La chica que se adelantó dos días


Tan sólo debía tardar dos días más, pero ésta no es una chica normal, apareció antes de tiempo, no me quiso hacer esperar. Y llegó, llegó para alegrar la vida, de todos. Su piel rosada, un par de soles azules y su pelo rubio, iluminaban toda una vida. Porque no solo aparecía una sonrisa, apareció el inicio de la sonrisa de todos. Las “gracietas” de una cría, que con un “no” contentaba a todo el mundo.
Se llama Lucía, aunque yo también la llamo la suerte de mi vida, la niña de mis ojos, la alegría de la casa, la sonrisa que me ilumina, la niña que me hace comer gusanitos, la niña que con un “no” me hace feliz, sinónimos que significan lo mismo, todo.
Unas lágrimas anuncian mi llegada, soy el chico del tren, el que se va a Sevilla en eso que hace “chu, chu”, el que le lleva gusanitos, acompañados de un chupón, claro, y todo para comprarla, yo sólo le produzco lágrimas, pero los gusanitos nos sacan una sonrisa a los dos, lo poco que me cuesta auto-sacarme una sonrisa ¿verdad?
Pero ese es el comienzo, el final es muy distinto, acaba con un: - “no he valla” –Pero me tengo que ir… - “¿va a enir?” –Pues claro que voy a venir y te traeré ¡gusanitos! – “¡¿chiiiiiii?!”
Y de nuevo las sonrisas y los besos que inundan a cualquiera en tan ansiada felicidad…

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