jueves, 2 de febrero de 2012

Diario de...


…un borracho soñador. Ni noche, ni día, simplemente esa vida nublada por la vista, que ni ve ni quiere ver más allá de ese prolongado sueño, que recorre las calles. Calles que forman su particular encierro, ese que recorre cada noche a lomos de unos trozos de cartón, en compañía de su amigo “tinto”. Se desprende de todo, porque todo está a sus pies, él es el rey, dueño y señor de cada uno de los feudos que visita cada noche. Solo necesita esa niebla, o quizás solo ver a su amigo multiplicado por dos, no importa, de la misma manera se siente acompañado, no está solo, hay todo un mundo que lo rodea…

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