Efectivamente,
como si de sobrevolar sobre la pista de aterrizaje antes de despegar se
tratase, intentas idealizarlo todo, como siempre. Las consecuencias… un “zas en
toda la boca”, enhorabuena ya tienes lo que querías otra decepción más… Déjate
llevar, sobrevuela justo cuando toque caer, que se trate de un aterrizaje
forzoso, al límite, sobre la bocina, en el último minuto, saboreando esos
nervios que te recorren justo antes de que se acabe el tiempo, o mejor que esos
nervios no aparezcan, porque el final no llega, estás saboreando una libertad
que no tiene límites, así que no inspecciones, sorpréndete, sorpréndeme…
No hay comentarios:
Publicar un comentario