jueves, 29 de enero de 2015

Entre la distancia y vosotras, nada

Quizás la distancia sea una de las cosas más perjudiciales que puedan existir, pero también creo que es la más necesaria para todo. Existen los momentos, tanto para bien como para mal, y cuando el momento es el que no toca en el lugar que no corresponde, esa necesaria distancia hace escena, a veces puede lograrse con unos metros, otras necesitas toda una vida para entenderla.

Pero da igual lo que necesites y dónde estés, porque lo que nunca cambiará y siempre tendré me sigue a donde vaya, con la fuerza de dos corazones indomables. Llenos de vida y con mi propia sangre. No hay nada más grande, ni que se pueda comparar a lo que sientes por algo así. Es un sentimiento inagotable, aunque a veces sea inaguantable. Es mi propia fuente de la eternidad, a la vez que de sabiduría. Y aunque escriba en singular, creo que son el mayor plural de mi vida. El que no me deja solo ni un instante, y abraza por dos, besa por dos y quiere por todo lo que te hace falta.

Y que no cambie nada, para que volvamos a regenerarnos, y que los anhelos se queden en suspiros eternos que llenan todo lo que ya hemos vivido, y viviremos. Y que sin duda, esto no es más que una oportunidad para dar un aire nuevo a lo que somos, porque lo que yo sea, o pueda llegar a ser, o que incluso haya sido no es más que una pequeña muestra de lo que vosotras me dais. Cariño, cariño y más cariño que os devuelvo con algo que no vale más que todas esas interminables desventuras que nos han traído hasta aquí. Os quiero.

PD: no os encariñéis mucho de mi cuarto que algún día volveré… 

lunes, 26 de enero de 2015

De la nada

Se encontraba en medio de la nada. Y que no os engañen, que ésta no es ni blanca, ni negra; es gris. No le dejaba ver a su alrededor. Era como la niebla que te impide ver más allá de tus dos siguientes pasos.  Y es que así es como se sentía. Como si tan solo pudiese planear sus dos siguientes movimientos, como si el tablero estuviese por descubrir y acabase de empezar a jugar una nueva partida. Pero así es como se encontraba con su nueva experiencia, obviamente cuando la empezaba. Tan solo se trataba de ir caminando y abriéndose paso, no solo a través de la espesa niebla, también a través de sus boscosos pensamientos. Y en lugar de un tren cogió una nave espacial y se disfrazó de marciano para poder atravesar la barrera del sonido. Para poder inventar un nuevo mundo, y para poder entrar en una nueva dimensión.

Rescató flores, hermosas ardillitas y arboles de hoja perenne, no quería más otoños, ni inviernos duros. Quería primaveras lluviosas, con sus días calurosos. Quería pasar de cero a cien en diez segundos.  Quería que si aparecía una mariposa, ésta se quedase en la luz de su vida, y no en las entrañas de su cuerpo. Porque de la nada surge un mundo.

Y ahí se sentó, en vuestro mundo, en vuestra nada para que lo fuese todo. 

martes, 20 de enero de 2015

El tono de la llamada

  • -          ¿Qué quieres decir?
  • +  Nada, solo digo que no puede ser.
  • -          Pero yo te quiero.
  • +  ¿Qué raro verdad? Siempre sale la palabra mágica en los momentos que no son mágicos, precisamente. Si sonríes, o si te digo adiós. Pero no me dices nada cuando estoy en el momento único, el que es irrepetible por su incongruencia e igualdad al resto de los momentos aburridos, en los que simplemente te miraba por estar ahí conmigo, junto a los “te quieros” olvidados en esos momentos que dejamos de apreciar.
  • -          Eso no es verdad siempre te he querido…
  • + ¿Ves? Así funcionamos siempre. Entre el pasado y el futuro, y el presente se queda en momentos buenos o malos. Pero hemos dejado de valorar esos momentos tranquilos. ¿Sabes cuándo vi que estaba enamorada de ti? Paraste la película que estábamos viendo, y me dijiste:” ¿qué pasa? Estoy cansado de ver esas caras del montón, ahora quiero ver la que ilumina esta habitación”. Nunca más obtuve un gesto así.
  • -          Pero y ¿por qué hablar esto por aquí?
  • + Porque así es como funciona el amor, cuando se pierde hay que echarlo, y si te veo, me enamoraré de otra persona, porque no somos los mismos. Tú te perdiste entre las promesas de los problemas, y yo, yo simplemente no sé hasta qué punto me dejé perder por algo que nunca tendría el fin que le estoy dando.
  • -          Por favor, recapacita. Esto puede cambiar, no hay porque ser extremista. Para todo hay arreglo, el amor lo puede todo, ¿recuerdas?
  • + Lo único que puedo recordar son los días pasados, esos en los que me sentaba a mirarte y veía a la persona con la que quería estar, ¿eso es el amor? No lo sé, pero eso es lo que quería, y ahora sé que lo que quiero es ser feliz, y no sentarme a ver cómo pasan los días por mi ventana, sin ver que en ti suena  un “¿cómo estás?”. En serio, ¿hasta ahí llegar el amor que se nos olvida preguntar algo tan básico como eso? Ya no creo en nada que no sea el presente…
  • -          Pero esto no es el presente, el presente es que te quiero.
  • + ¿Sabes? Desde que hemos comenzado a hablar solo he escuchado a una persona hacerlo, y a otra excusarse y prometer. Es una historia que ya he vivido muchas veces y que no quiero volver a ver, lo siento, pero aquí es cuando me hago escritora, y te digo que también dejo de serlo, se acabó el escribir nuestra historia…

domingo, 4 de enero de 2015

Abrir

Echó el pestillo, y apostilló las ventanas. Quería aprender  a solucionar su vida de forma que nadie entrase sin permiso. La única condición que podías ver en mayúsculas con la peor letra del mundo era: “Llama”. Esa era la única forma que podías tener de que cada palabra que se escuchase fuese encaminada a abrir aquellas cadenas que cerraban la puerta de la conciencia. Ella que se esperaba en la fuerza de mil vendavales para combatir con todo lo que estaba por llegar, se dio de bruces con la realidad de la magia.

Así fue como sin ningún permiso consiguió entrar. Porque la magia no habla. Te lleva consigo con la fuerza de una sonrisa. Con la fuerza de una sorpresa. Con la boca abierta ante lo inaudito e inesperado de la fuerza con la que sacó aquel conejo, sin suerte, con la nota: “si me haces desaparecer me pierdo entre tus maravillas, Alicia”. Con la capacidad de curar y volver a recuperar una parte de tu cuerpo. Con la carta mágica que te dice el día exacto en el que te voy a comer.

Así te derribó, abriendo ventanas, puertas y dejando que el frío invierno de un comienzo entrase por todas las grietas posibles. Ya no había ningún problema en que entrase todo quien quisiese. El calor de mi abrazo no dejaría pasar nada más que no fuese la luz de nuestras miradas, en el silencio que hay a la hora de abrir.

PD: Por un año mágico. ¡FELIZ 2015!