jueves, 29 de mayo de 2014

Comencemos

Lazo amigo el que te eleva hasta las tinieblas del mejor mundo desconocido. Como esa sensación de intranquilidad que te corroe por dentro; se lo cuento, no se lo cuento. Como ese pequeño nudo que no se deshizo por dos lacitos que quedaron encajados en el hueco de aquel poderoso árbol corazón.

Todo comienza en el sin fin de una nota de música. En el recorrido de la calle más larga del mundo. En el camino más estrecho de la madre tierra. En el anfiteatro desaparecido. En el espejo encontradizo.  Esa imagen que no se quiso ver en frente, si no al lado, junto a su mejor posturita. La idea que te atrae hasta el mensaje más oculto de tu ser.

Nada queda en la serie más vista, todos la conocen. Todo está en la historia que se cuenta en un susurro, en tu susurro. Es ella, es la mejor noticia del día, o quizás de tu vida. Tiene nombre y se llama amiga. Está, no necesitas nada más. Todo queda en esa inmensidad de la vida que te absorbe hasta no ver más allá de tus propias narices. Pero la bofetada amiga despierta al viajero teletransportado al pasado no vivido.

Como esos recuerdos olvidados en una charla que siempre te dirá: sonríe y comencemos.

** Esta entrada no hubiese sido posible sin Macarena Ortega Torres. Ella. 

lunes, 19 de mayo de 2014

El día más oscuro

El rayo de sol aclaraba la cara más bella que podía iluminar ese rincón tan necesitado. La necesidad inundaba las ganas de reprimir cualquier deseo. La vida se dejaba llevar por el aire más espantoso de todos. Las acciones se sucedían entre tempestades de ceguera. Nadie veía nada, tan solo, dejaban de actuar por el favor de la felicidad. Buscaban en lo más recóndito de su ser el arma negativa, esa que te da lo necesario para dejar de necesitar.

Con los ojos cerrados no le puso pie, ni cabeza a unas líneas que ensombrecían un día bastante deleznable. En contra. A favor. Vaya dualidad en la que todos nos encontramos y confundimos a la hora de querer. No va más allá de la capacidad de regalarnos una sombra que nos perseguirá el resto de nuestras vidas. Una decisión que permite que luches y pierdas, porque siempre se pierde, esa es la magia de seguir tu camino correcto (?).

Cerrar. Abrir. Buscar. Perderse. Dejar de seguir las huellas. El rastro que cada uno te iba marcando en la vida. Crear tu propio camino en los días más oscuros, entra dentro de los planes de todo aquel que tiene claro lo que quiere. Que tiene una melodía fija y ya la canta de memoria. Las notas se deslizan por su rostro, hasta el punto de que la sonrisa deja atrás el día más oscuro. 

domingo, 11 de mayo de 2014

Lo que queda

El agua estaba fría como solo podía estar en una mañana de invierno. El hielo brillaba por su ausencia, y la escarcha dejaba entrever que todavía quedaba algo de calor en ese dulce lugar montañoso.

Un rallo de sol iluminaba lo que podía ser una alcoba recién ordenada, pero también podría ser el cuarto de juegos para cualquier acaramelada pareja, en la soledad de la noche. No obstante, era de día y los juegos quedaban en la necesidad de la oscuridad. Las sombras desaparecieron con el primer nombramiento del día, y las voces y las risotadas dejaron paso a una celebración que no daba lugar a dudas, llegaba un nuevo miembro a la familia.

Necesario, así se llamaba ese nuevo inquilino en una familia huérfana que estaba sedienta de una nueva savia que diese lugar a nuevas aventuras. El milagro de la felicidad se escondía tras una novedosa cara desconocida. Una revelación que quedaba tras el principio de algo que no tenía porque acabar.

Las fiestas se sucedían y el alcohol caía como arroyos en el deshielo. Todo se sucedía tan rápido que nadie podía aguantar el ritmo de Necesario y las celebraciones ya estaban agotando a todo el vecindario. Los carteles de molestias  y de prohibición llenaban las calles y toda la familia decidió reprimir aquel comportamiento tan distinto de una comunidad en paz.

Necesario, quedó solo, sin familia, sin fiestas, sin alcohol, pero todo aquello no le importó, tenía lo más importante, tenía lo que queda tras el final…

miércoles, 7 de mayo de 2014

La sombra

Una sombra acechaba en las tinieblas. La vida pasaba entre rayos de luminosidad, pero ella se quedaba siempre en la penumbra, entre el pensamiento y la decisión. Entre la oportunidad y el último tren. Pero las sombras, con la luz del día cambian. Y tras 30 días de oscuridad, la luz penetró en lo más profundo de unas tinieblas que eran inevitables, pero también pasajeras.

La luz no es para siempre, tiene fecha de caducidad, pero también es constante y llega cuando menos te lo esperas. Te amenaza y recupera, hasta el punto de dejar de esconderte en las esquinas, tras los coches o la farola menos ambientada de la calle.

La sombra danzó y danzó. Retumbó en los oídos de los demás, e incluso se imaginó de pie, junto a la estatua de alguien importante. Ya no daba más de sí, hasta que se encontró. Miles de kilómetros, ríos, caminos, piedras en esos caminos, indecisiones y vueltas por las glorietas más largas del mundo. Se perdió a sí misma, se recuperó y volvió al inicio. Comenzó a recorrer una y otra vez el camino andado. Intentó volver a vivir los mismos momentos que ya había vivido. Las mismas personas. Los mismos lugares. Los mismos detalles. Pero entonces se dio cuenta de que no se había movido del sitio. Soñó con la luz. Soñó con salir de un lugar que no era el suyo. Pero no se movió. Estaba destinada al lugar de las sombras, allí había nacido y allí debía de permanecer. Pero no todo está escrito, y con tan solo mirar a los ojos del lugar oportuno, gracias a la claridad de una sonrisa esperanzadora, la gente cambió. Ya no era todo igual. Nada se parecía a lo que tenía en su vida anterior, nada se parecía a lo que había sido…

El color era algo que había olvidado. No se lo transmitía nadie, no era un sueño. Era la vida. Había vuelto a un mundo en el que dependía de sí misma para poder ver la luminosidad. Para poder viajar entre la oscuridad y esa luminosidad, por medio de un paso de peatones. De la mano, y sin pausa pero sin prisa, la vida llega desde las peores sombras.  

viernes, 2 de mayo de 2014

¿Qué es echar de menos?

Es egoísmo.

Da igual en quien pienses. Objeto. Animal. Cosa. Cabra. Siempre pensarás en un beneficio que tenías antes y que ahora no tienes; egoísmo.

Es triste, pero es la realidad. Nunca echas de menos por alguien. Echas de menos a alguien, por ti.

Pero no es malo para ese alguien, ni siquiera para ti. Muestras a quien necesitas, a quien amas o aprecias. Y a su vez engrandeces la figura de la persona que hay al otro lado de tu egoísmo más íntimo y sincero.

Así que, todo redunda en la misma pregunta y su respuesta:

-¿En quién pensamos normalmente?
-En nuestro yo.

Nuestro yo es el que echa de menos a un yo pasado que no estaba solo.

Maldito egoísmo. Maldito yo.