El rayo de sol aclaraba la cara más bella que podía iluminar
ese rincón tan necesitado. La necesidad inundaba las ganas de reprimir
cualquier deseo. La vida se dejaba llevar por el aire más espantoso de todos.
Las acciones se sucedían entre tempestades de ceguera. Nadie veía nada, tan
solo, dejaban de actuar por el favor de la felicidad. Buscaban en lo más
recóndito de su ser el arma negativa, esa que te da lo necesario para dejar de
necesitar.
Con los ojos cerrados no le puso pie, ni cabeza a unas
líneas que ensombrecían un día bastante deleznable. En contra. A favor. Vaya
dualidad en la que todos nos encontramos y confundimos a la hora de querer. No
va más allá de la capacidad de regalarnos una sombra que nos perseguirá el
resto de nuestras vidas. Una decisión que permite que luches y pierdas, porque
siempre se pierde, esa es la magia de seguir tu camino correcto (?).
Cerrar. Abrir. Buscar. Perderse. Dejar de seguir las huellas.
El rastro que cada uno te iba marcando en la vida. Crear tu propio camino en los
días más oscuros, entra dentro de los planes de todo aquel que tiene claro lo
que quiere. Que tiene una melodía fija y ya la canta de memoria. Las notas se
deslizan por su rostro, hasta el punto de que la sonrisa deja atrás el día más
oscuro.
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