lunes, 29 de junio de 2015

La Pereza del pasado

Merece la pena pensar que tan solo necesitamos un hueco en una noche loca, o traviesa, o tan solo altiva a la hora de no dejarnos dormir, además, claro, de que salte en el reproductor una sola canción de tu grupo juvenil favorito, y no tan juvenil, porque lo sigue siendo, Pereza forever, para ver como funcionan los recuerdos. Un momento tonto, una canción favorita y la carrera por ver cual es el recuerdo que se queda más tiempo en tu cabeza ha comenzado. Quizás, esto se desate hasta hace más de 9 años, con Princesas, o quizás se queda en esa maldita dualidad que conformaron en mi vida Tristeza y Estrella Polar. Pasando por un discazo (Aviones) que había que dar a conocer a mucha gente. Pero aquello se rompió y lo dejaron. Pero volvemos a escuchar sus canciones, siguen ahí. Nadie murió. Su legado permanece para que podamos seguir disfrutándolos. Volvemos a escuchar cuando queremos, lo que queremos, y lo disfrutamos como el primer día. Quizás esté hablando de un grupo de música que me vuelve loco, o quizás lo esté haciendo de mi propio pasado. Una noche sin nada que hacer, un momento de luz pasado, y volvemos a escuchar aquellos consejos, aquellas aventuras…sentir aquellos besos, abrazos, miradas…primeras veces para todo, pero resulta, que todo aquello también se rompió. Y, al igual que puedo escuchar “En aquella tarde”, cada vez que quiero, en cada noche puedo volver a unos recuerdos que seguirán ahí, y que siguen aportando, y que sigo viviendo como el primer día. Y volviendo a Pereza, algo que ya no existe, nos encontramos con Rubén y Leiva, sí, aquel grupo que tantas alegrías nos dio, y nos da, tenían más de un nombre. Rompieron para ser dos, y para seguir con sus éxitos. Y con el pasado tenemos que hacer lo mismo, tras romper, tenemos que separarnos, para poder seguir con nuestros éxitos… 

…buenas noches. 

viernes, 26 de junio de 2015

El segundo que me dejó

En aquellos tiempos grises, en los que ni la lluvia era suficiente para poder abrirse paso entre tantos huecos ocultos a los que dar un respiro y limpiar impurezas, ni tú ni yo podíamos imaginar que todo se va a mejor vida. 

Sentimientos que mueren ante una agónica lucha por la hegemonía del mejor pasado vivido. Otros siguen vivos y enroscados en un tiempo que los dejó marchar sin ser invitados a salir en busca de su nueva esencia. 

Una paradoja incomprendida. 

Un icono que se marcha, deja paso al despilfarro en el que ríos de tinta nos dejan las puertas abiertas a vislumbrar todo lo que hemos perdido. Porque en ese segundo en el que te perdí, nunca me dio tiempo a ver todo lo que se avecinaba. Tiempos en los que las sonrisas eran desconocidas. Tiempos en los que los placeres no eran tan comprendidos, y ni mucho menos eran tan cómplices, como eran tu mirada y la mía. Tiempos en los que el amor se escapaba por la rendija que intenta ocultar las mentiras de un corazón roto. Tiempos en los que el que se oculta no es otro que el que se perdió, sin saber hacia que lado mirar y no encontrarte. Tiempos en los que el que ama, es aquel que no sabe lo que es el dolor. Tiempos en los que dos, no son más que una simple visión del oasis que fuiste en mi desierto eterno. 

Hace 518.400 segundos que perdí quince años y medio de mi vida. Se llevó consigo los mejores años de mi existencia, aquellos en los que conocí todo lo que puede dar una vida, esa, que él me regaló. Hasta nunca…

martes, 9 de junio de 2015

El espíritu

Viejas leyendas. Cuentos de abuelas. Mitos y dioses divinos. Historias que vuelan con total libertad y que nunca pierden su alma. Siempre presentes en los comienzos de todo. Es la magia de la creencia. La magia de ver las cosas de una forma tan volátil que nos hace ser pequeños. La magia de la fuerza de la naturaleza, la fuerza animal, como libertad absoluta para sentir la vida. Pero la realidad de cualquier mito se pierde en ella misma. La visión de lo que nos han dado sin conocer el futuro. Solo el mito del pasado y de todo lo que hemos sido es el engaño más vil y sin defensa que conozca. Esa especie de maldición que existe entre el que busca y se encuentra. Entre el que quiere y el que se deja. Una lucha por aprovechar sin ser visto. Una rápida jugada sin sentimientos encantados por la historia más bella del mundo. Un deseo tan oculto como palpable en la alegría del disfrute. Esa pequeña parte de la historia que no es más que eso, parte de algo que nunca existió. 

En la vida real aun está presente ese espíritu que guía en la noche la leyenda de que todo es amor, y que lo único que importa es creer en la palabra de un dios al que nunca le veremos su verdadera cara. Una creación actual más antigua que la persona que un día quiso volar sin veto alguno a lo más bonito del final de una historia. 

Amor, vuela en espíritu por cielos de leyenda. 

miércoles, 3 de junio de 2015

El siguiente también será nuestro

En la ventana no veía más que su reflejo, porque en esta ocasión, la mañana se había levantado sola tras dejar escapar a la luna. No había caído en que cuando estaba llena solo venía a disfrutar, porque al día siguiente saldría su sol abrazador ,y no quería que aquello se convirtiese en algo cotidiano, esperaba y confiaba en todas sus fases. 

Así es como aprendió a disfrutar de algo en lo que nunca había creído. Pero ahora había perdido desde lo que había ganado, hasta lo que estaba por venir. Ya tan solo tenía esa pequeña parte de oscuridad que la alentaba con disfrutar. Nada está mal si te da una sonrisa durante un segundo, por mucho que cuando caiga la noche no nos quede más que mirar al fondo de la copa para encontrar el resto de nuestro lado oscuro. Mañana será otro día y no sabes lo que espera, aprovecha el momento. Así vivía el día a día, pero no había pensado que en el momento se pierde la esencia de la eternidad, a la vez que se gana el momento de la soledad. Lo que permanece no suele estar en el momento, suele estar en el permanente instante en el que te veo. En el que te amo y te siento como nunca lo había hecho en el momento que acaba de pasar. Porque la nueva sonrisa que se disfraza de felicidad en tu cara no es fruto del momento pasado, es fruto de este momento, porque el siguiente también será nuestro.