domingo, 30 de marzo de 2014

Toc, Toc

¿Quién eres?

Si puedes contestar esta pregunta tienes ganado el paraíso interior. No lo dudes y no busques fuera de nada, porque todo aquello que se sale del tiesto terminará por dejarte en blanco. Intranscendental. Una mirada interior ve más que mil palabras y otros cientos de sueños que se escapan en el bote salvavidas en plena noche, en pleno ataque del mayor iceberg que nunca hayas podido imaginar en esa frialdad de una vida que te lleva al mismo destino, tarde o temprano.

El interior de uno mismo es tan inmenso que a menudo te pierdes, te atas o incluso te crees lo que no tienes, y no se trata de cambiar lo que no tienes. No se trata de dejar de ser. Se trata de estar en ti. Solo en ese instante en el que seas capaz de construirte a ti mismo a base de yo, yo y yo, serás tan feliz y tan consciente de lo que eres que todo lo demás no importará, más que para dejar atrás.

El reino se va formando, y se van alzando castillos y más murallas por todo tu ser, se hace fuerte en cada mirada interior, y nada quedará fuera, más que todo aquello que no tenga que ver contigo, con tu futuro y con la persona que debe de reinar y conducir hasta la muerte. Es tu destino. Ahora crea el tuyo. 

domingo, 23 de marzo de 2014

El dolor inspirador

Todo amanece y renace con el mismo semblante de preocupación. El futuro es tan incierto que ni los más mentirosos del lugar se arriesgan a una predicción más. Ese pequeño rayo de sol que debe de agravar la calidez de la tierra recién arada se convierte en verdaderos regueros de lágrimas. No llega. Más bien, se fue, lo perdiste. No es algo nuevo, pero si es algo inédito. Nada llega tan rápido como el fin. La pena inunda cada rincón de esperanza y por mucho que se busque, solo queda él.

Ni una palabra más alta que la otra, ni una. La salida en la puerta de emergencias. Todo se quedó por preparar antes del incendio. Una llamas que tan solo dejan algo tan precario como son las quemaduras de una relación desperdicia por la codicia. No es más que la vida que fue, no es más que lo que se quedó, ese personaje tan odiado, y a la vez tan inculcado en la vida de todo amante: dolor.

El aspersor comenzó a funcionar hace mucho tiempo. Los campos de melancolía están bien sembrados y esos recuerdos perdidos comienzan a renacer. Es el principio después de la vida. Un nuevo inicio lleno de verdaderas descostumbres. Lleno de todo lo que olvidaste. Lleno del cante amenazante del viento inspirador.

FDO: el dolor inspirador.

sábado, 15 de marzo de 2014

La fuerza de la misma melodía no es suficiente

¿Has leído el título?

Confío en que sí. Pues no es suficiente, no lo es. Aunque creo que la melodía de siempre sí es la mejor para representar eso. Lo mejor llega en su contexto, rodeado de lo máximo. Rodeado de las mejores costumbres para plasmarlo, aunque son necesarios nuevos aires de melodías que nunca escuchaste para dar vida a ese nuevo hilo musical.

Salir de los mismos círculos. Reciclarse. Nacer en el por venir. Recrearse en las descostumbres.  Mirar el lado oscuro. Refugiarse en las sonrisas. Llorar en las bienvenidas. Saludar a las despedidas. Mirar a la luz cegadora. Interpretar las caricias que te da la vida en el cara a cara. Buscar en el mercadillo de bienes preciados. Encontrar y escribir.

Ya tienes esa preciada y anhelada experiencia. Ahora vuelve a los demonios que te dejan caer en la cuenta de lo que de verdad eres. Deja de llorar y  dale vida a una noche cualquiera, pero utiliza la melodía de siempre.

Es suficiente con la vida que no has elegido y los recuerdos que te dan la misma melodía de cada noche cualquiera. 

sábado, 8 de marzo de 2014

El lugar

Un día cualquiera de verano. El agua se escurría entre sus manos. Más de uno confundía el sudor con la verdadera lluvia de la vida. Era algo habitual entre la gente extraña del lugar, pero los habitantes sabían perfectamente diferenciar ambas sustancias. Esa sabiduría que recorría al pueblo llenaba de magia un recoveco de la geografía perdida en un mapa polvoriento.  Esa magnitud de conciencia, de saber buscar, antes de saber ver, es lo que llenaba de felicidad un momento que duraba toda una vida.


La melodía recorría todas las casas, puerta por puerta, calle por calle. Los extraños se dejaban llevar por la felicidad que fluía en cada instante. En cada minuto que aquel misterioso lugar dejaba de mirar al futuro. Era el punto y seguido de cada final. Era la magia de continuar. Era el mejor comienzo de algo que inunda tu presente. Era la esperanza que infunde una sonrisa que nunca has imaginado. Era el parecer ser, lo que un día llegaste a desear. Era el momento de llegar a ver, para comenzar a estar. La melodía llega hasta nuestros días y nos induce a continuar, siempre a continuar.