¿Quién eres?
Si puedes contestar esta pregunta tienes ganado el paraíso
interior. No lo dudes y no busques fuera de nada, porque todo aquello que se
sale del tiesto terminará por dejarte en blanco. Intranscendental. Una mirada
interior ve más que mil palabras y otros cientos de sueños que se escapan en el
bote salvavidas en plena noche, en pleno ataque del mayor iceberg que nunca
hayas podido imaginar en esa frialdad de una vida que te lleva al mismo destino,
tarde o temprano.
El interior de uno mismo es tan inmenso que a menudo te
pierdes, te atas o incluso te crees lo que no tienes, y no se trata de cambiar
lo que no tienes. No se trata de dejar de ser. Se trata de estar en ti. Solo en
ese instante en el que seas capaz de construirte a ti mismo a base de yo, yo y
yo, serás tan feliz y tan consciente de lo que eres que todo lo demás no
importará, más que para dejar atrás.
El reino se va formando, y se van alzando castillos y más murallas
por todo tu ser, se hace fuerte en cada mirada interior, y nada quedará fuera,
más que todo aquello que no tenga que ver contigo, con tu futuro y con la
persona que debe de reinar y conducir hasta la muerte. Es tu destino. Ahora
crea el tuyo.