sábado, 22 de febrero de 2014

Cada uno se busca donde sabe que se encontrará

Es muy fácil perderse, pero uno se pierde porque quiere. El camino recto no suele moverse. Siempre está en el mismo lugar. Fiel a sus principios. Con las oportunidades de siempre. Desemboca en las amistades de siempre. En las personas que siempre te apoyan. En la familia. En el futuro. En la tarde de compras. En el paseo por el centro. En el momento correntón.  En la cerveza del río. En las Caipis, perdón, es el camino recto. En tu vida profesional. En la formación. En la profesión. En el momento de tu mayor felicidad. En el sí quiero. En el llanto primerizo. En el primer paso. En la primera palabra. En la primera tarea. En el primer encontronazo. En la primera vuelta de tuerca. En el segundo llanto primerizo. En el volver a comenzar. En los amigos. En los reencuentros. En el trabajo que ya no querías. En el momento en el que no pensabas. En el amor. En las broncas por el juguete. En la primera pérdida gorda. En la esperanza. En la alegría. En el parque cada tarde. En la espera de la cola del médico. En el agobio de una vida. En el tercer llanto primerizo. En la primera hija adoptiva que llega. En los nuevos instantes pasados. En la verdadera felicidad, esa que llega en el peor momento, con la mejor de tus miradas. Ese es el camino recto, el que siempre te lleva.



Cada uno se busca donde sabe que se encontrará. 

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