He perdido un trocito de mi.
Hace ya días en los que no me encuentro. Hace días en los que rebusco en mi interior, y encuentro una batalla irracional. Por un lado las lágrimas que añoran el hueco que dejas, por otro, las sonrisas de haber podido vivirte.
Al cerrar los ojos todo se vuelve negación, porque no hay explicación posible que me deje ver, si no estás. La vista se me nubla, porque la unión que siempre me ha guiado ahora está partida. Al otro extremo solo queda vacío, y no me gusta.
Sé que no te gustaría ver lágrimas derramadas, y se que no hay nada que hacer. Pero la impotencia ha decidido unirse a la tristeza y luchar contra toda racionalidad que pueda traer el ciclo de la vida, y están venciendo. Han tomado la delantera porque te echo de menos. El hueco que has dejado duele. Duele mucho.
Y es que te has llevado el punto de encuentro en mi vida. Te has llevado horas de charla sobre canarios. Te has llevado tus “peniculas” de “loeste”. Te has llevado tus “ebros”. Te has llevado “la huerta”. Te has llevado ese girar de pulgares en el sofá. Te has llevado el finalizar las llamadas sin despedirte. Te has llevado los “ ten cuidaito y no te metas en líos”. Pero siempre te quedaras en tu único nieto. SIEMPRE.
Entiendo que la única vencedora posible siempre será la vida, la que sigue. Pero sin ti, todo duele más.
Te quiero.
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