lunes, 25 de abril de 2016

Perdidos

A la orilla de una playa desierta habían llegado tras un naufragio algunos sentimientos perdidos. Una fatal tormenta había acabado por completo con aquel crucero en el que se habían embarcado algún tiempo atrás. 

Se habían derrochado ríos de champan y celebraciones en aquel viaje, en el que todo sabía a paraíso. Incluso había un arcoíris permanente que daba paso a la calma en cualquier atisbo de tempestad. Había un diseño de corazones que había hecho famoso el: “viento en popa y a toda vela”. La brújula tenía como norte una noche estrellada, y cometas que se aseguraban de que todo fuera perfecto. Incluso el alcohol era de un rosita intenso que dejaba marcado cada beso con la pasión que solo unos sentimientos encontrados pueden dar. 

La tormenta. Ella siempre martillea el itinerario de todo. Y a la deriva quedaron varados algunos sentimientos que no podían dejar aquella resaca. Pero solos, sin encontrar una bendición en el horizonte, se dejaron caer. Crearon en la arena algún intento de pedir auxilio, pero todo quedaba ahogado en la nada. Era la hora de luchar contra todo. 

Cocos, más tormentas interiores, e incluso hambre, hicieron que los sentimientos creasen su propio nombre, y orden. Había importancia por los pequeños detalles. Había una responsabilidad por cada segundo. Había un saber ser. 

Pero a las orilla de la playa también llegó un cielo azul. Un bote sin lujos, ni resquicios de paraíso, aunque igualmente salvando aquella vida.

Y comenzó a creer en lo que un día estaba perdido. 

lunes, 18 de abril de 2016

Quiero

Quiero tiempo. 

Hay un valor en el mundo que nada le envidia al oro. Se puede falsificar a la hora de desperdiciarlo, pero cuando todo se hace intenso, el valor siempre habla de segundos.

El tiempo me ha devuelto la esperanza. Ésta también se ha vuelto más pequeña. Dentro se cierra un círculo que te dice dónde está cada uno en el momento exacto, en el que no se pierde y se exprime en cada calada que damos con los ojos cerrados, porque ayer, siempre lo fue. 

El instante me ha devuelto la sonrisa. Ésta también se ha vuelto más intensa. Aquí no hay encierros, todo sale tan natural, como aquella mariposa que rodea al mundo. 

El querer me ha devuelto la alegría. Ésta también se ha vuelto más visible. Las barreras caen en cuanto una bandera de amistad se alza, y todo sigue siendo como antes. Momentos que se viven, momentos que se quedan. 

El mundo me ha devuelto la soledad. Ésta también se ha vuelto más sincera. No hay calma sin tempestad, al igual que no hay eco sin grito. Por ello, que no vengan ciegos a desvelar lo que no veo. 

Quiero tiempo en el que todo se queda, quiero que solo haya valor por los que quiero.