lunes, 25 de enero de 2016

El nombre

En el epicentro de todo aquel revuelo de gritos no se hizo honor al silencio. Éste, enojado por todo lo acontecido, decidió dejar a la voz principal sin la opción del nombre. La voz, sería algo que se escuchase alejarse sin ser recordada, y acercarse sin ser reconocida. 

Ella, ya no sería el alma de la canción, ya no sería el amor del que todos hablaban. Sería esa especie de ida y vuelta en el que el deseo sin pasión se esconde. Ese sin sentido del que muchos huyen a esconderse en la simplicidad del que te guarda las espaldas. 

Ella, ya no sería el susurro que despierta al sol, ya no sería la sonrisa que brilla. Sería ese miedo a que las palabras pudieran significar algo más. Ese significado a la vida que tan solo se muestra en la mirada de en frente. 

Ella, ya no sería el deseo que desprenden unos labios, ya no sería el presente que querías. Sería esa persona que ni reza ni come, vuela. Ese vuelo que conquista nubes amarillas, y dibuja vendavales. 

Ella, ya no sería el sentimiento que se despierta en un segundo, ya no sería la pequeña luna. Sería esa sensación de que toda está vencido. Ese destrozo que solo se comete cuando todo está acabado. 

Ella era libre. Ya no había ningún nombre que decidiera por ella si era el silencio o un grito quién expresase sus sentimientos. Ella sería vida, y nadie más. 

lunes, 11 de enero de 2016

Las diez mil gracias

Las historias comienzan en “érase una vez”, y siempre muchos años atrás. Esta no podía ser menos, pero sí más, y por ello es una de esas historias que sigue viva. Tiene alma propia, alimentada por una ingente cantidad de sombras que llegan ya a más de diez mil. Pero en todas las historias hay momentos, y los hay para todos los gustos. Muchos sabrán que los ha habido de silencio, de comienzos y despedidas tristes. Aunque siempre trataron de inventar. Y más allá de nuevos comienzos y aventuras, siempre hubo un respaldo detrás de esta cantidad de “chaladuras”. 

Por eso, y porque quizás fue bonito, pero complicado, gracias. Momentos en los que el margen de mejora se da, porque se sigue activo, gracias a que siempre hay vida detrás de estas palabras, y no se la doy yo. Gracias, porque siempre fue tiempo, y lo será. Gracias porque en el silencio siempre hemos abierto. Gracias porque muchos o pocos, siempre creemos. Gracias porque los soles no se apagan ni en lado oscuro de la luna. Gracias porque comprender a veces va más allá del tiempo que os pueda quitar. Gracias porque en el momento que pareces perdido, siempre hay una recompensa esperando de vuelta. Gracias porque no hay mayor satisfacción que una frase que se repite más allá de estas fronteras. 

Gracias a los diez mil motivos para seguir dejando que la sombra de la oscuridad siga dando luz para ver vuestros reflejos.