jueves, 24 de septiembre de 2015

En la calle

En aquella discusión nadie podía salir vencedor. La izquierda y la derecha no podían significar lo mismo que hacia delante o hacia atrás. Se encontraba justo en medio de una encrucijada. En ella había impactos que acotar al volumen de capacidad que toda decisión puede asumir. 

En la izquierda se miraba el reflejo de lo que había vivido hasta el momento. Agua pasaba sin dejar rastro de lo sencillo que podía ser olvidar lo que habían dejado. 

En la derecha cada detalle se iluminaba para mostrar que siempre se queda en el lado correcto para que todo sea más bello, más espectacular de creer lo que algunos lazos pueden unir. 

Atrás se estrechaban sombras ante la idea de recuperar algunos momentos que quizás nunca deberían de haber acabado. Pero el fin es algo que no se decide, solo se escribe…

Adelante se escuchaba el ruido del viento abriendo una infinidad de puertas. Demasiados detalles se alejaban sin cesar por el incombustible zumbido que se había alojado en un horizonte plomizo. 

Y allí, en medio de todo un jaleo colosal se descubrió así mismo huyendo de todo con el poder de volar. Una ilusión había decidido acoger todas las opciones y meterlas en una sonrisa para que todo se alejara mientras que se transformaba en la siguiente opción. 

Te seguiré, tal y como te seguí hasta llegar aquí, y que una vez más, la ilusión nos ilumine… 

Que no se deje de comunicar el poder de volar, por Aitor Cabero